Mi estancia en el hostal fue absolutamente genial ya que Rodo, Berni y Pau son personas increíbles que tienen un buen corazón, que son muy atentos, generosos y que están muy involucrados en su trabajo. Estoy encantada de haber vivido esta asombrosa experiencia a su lado.
Se ve claramente que están muy orgullosos tanto de México, como de Michoacán y obviamente de Morelia. De hecho, no dudan en enseñar lo que saben (historia, comida, visitas guiadas). Así que, gracias a ellos, aprendí a conocer y a amar esta muy hermosa ciudad donde es muy agradable pasear y pararse para admirar las típicas y bellas características de la arquitectura, así como sus rasgos prehispánicos e hispánicos.
Esta ciudad es muy viva puesto que tiene un montón de tiendas y puestos, llenos de artesanías coloridas. Además, los morelianos son muy amables y sonrientes. Por lo tanto, es una ciudad donde se tiene que parar al viajar por México.
Acerca de las visitas, me gustaron mucho dado que descubrimos tanto lugares culturales (museos, pueblos) como naturales (montañas, cascadas, bosques, lagos).
También es importante hablar de la comida. De verdad me emocioné mucho al probar todos los platillos típicos, ya fuera los que preparaban Berni y Rodo, como los de los restaurantes y puestos (mole, tamales, molletes, sopa).
El hostal en sí mismo, es un lugar muy acogedor, está adornado con plantas y colores de muy buen gusto. La terraza permite contemplar la ciudad de noche y de día, con una vista 360 grados. Además, en el hostal me sentí como en casa pues está lleno de bondad.
Por otro lado, pienso que el programa está bien equilibrado pues posibilita tomar clases de español con Rodo (el más chido de los profesores) y tener tiempo libre para salir a la ciudad de manera segura. Si ustedes no hablan español, no hay de qué preocuparse, pues ellos hablan muy bien francés e inglés. Disfruté mucho también, el conocer a los otros huéspedes, pues compartieron una parte de su cultura conmigo (australianos, canadienses).
En resumen, no cabe duda que guardaré estos recuerdos, tanto en mi memoria, como en mi corazón por siempre, ya que se convierten en muy buenos amigos con los cuales me divertí mucho.